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LA GRAN INVOCACIÓN:
Un Mantram para la Nueva Era y para toda la Humanidad

Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes de los hombres;
Que la Luz descienda a la Tierra.
Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya amor a los corazones de los hombres;
Que Cristo retorne a la Tierra.
Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres;
El propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la raza de los hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz
Y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.


"Busquen la idea abstracta, subyacente en esta lnvocación.Está allí. De su reacción a esta Invocación y de la capacidad de emplear sus frases como "peldaños"
que llevarán a ciertos niveles de pensamiento abstracto hasta ahora no alcanzados, podré juzgar si están preparados..."

"El Discipulado en la Nueva Era", Tomo II, pág. 144
Desde que La Gran Invocación vio la luz de la conciencia pública en abril de 1945, ha sido traducida aproximadamente a 75 idiomas y dialectos, y distribuida a escala mundial.
La Gran Invocación proclama el destino y el Plan para la humanidad de la entrante Era de Acuario. Es en sí una plegaria, una invocación, y un medio de alineamiento que proporciona
afluencia espiritual directa desde elevados planos hacia el mismo corazón de la humanidad.
En la aparente simpleza de este mantram se esboza el rol crucial de la humanidad dentro del Plan Divino, rol que asumirá cuando haya alcanzado su puesto insus tituible de miembro
enteramente activo del Triángulo Planetario que también incluye a Shamballa, el centro donde la Voluntad de Dios es conocida, y a la Jerarquía, el centro cardíaco y punto focal o
avenida para el Amor Divino.
En el corazón de este gran triángulo se yergue el Cristo, el Instructor Mundial, esperado
por los seguidores de todos los credos y conocido bajo muchos nombres. La Gran Invocación, se nos dice, contiene la totalidad del nuevo enunciado y proclama del Cristo; es
una herramienta dada a la raza humana para ser utilizada en la preparación de Su Segunda Venida.
Nadie puede trabajar con esta Invocación o plegaria para la iluminación y el amor sin promover poderosos cambios en la propias actitudes, intención de vida, carácter y metas. Tal
es el poder de este gran mantram que, cuando se lo emplea con regularidad y esfuerzo persistente en penetrar hasta su más recóndito propósito y significado, la propia vida
experimenta un profundo cambio hacia una mayor utilidad espiritual. Es así como el espíritu de cooperación con el Plan Divino se gesta en la mente y corazón de quien trabaja
inteligentemente con, y en nombre de La Gran Invocación.
Consideremos entonces algunas preguntas ocasionalmente formuladas acerca de esta Invocación y el uso requerido de la misma. Todas las respuestas fueron extraídas de la
literatura de Alice Bailey.
¿Cuál es el origen de La Gran Invocación?
La Gran Invocación fue dada a la humanidad por la Jerarquía Espiritual, el conjunto de aquellos miembros de la raza que han triunfado sobre la materia y alcanzado la meta de la
maestría sobre sí mismos, por el mismo sendero que hoy huellan los individuos. La Jerarquía Espiritual es el resultado de la actividad, aspiración y logro humanos, ha sido creada por la
humanidad, de donde surgen sus miembros. Estos han alcanzado un control completo sobre
la personalidad o yo inferior. Ya no están centrados en la conciencia individualizada sino que han accedido a un más amplio reconocimiento de la vida grupal planetaria, la cual incluye todos los estadios, desde el incipiente sentido de responsabilidad social del hombre o mujer que da sus primeros pasos en el camino de la madurez espiritual, hasta el inclu-sivo
entendimiento del Cristo mismo.
Se conoce a los Maestros como los "Custodios del Plan". El plan es la huella del Propósito Divino, y es para todas las personas de cada rincón del planeta. Sólo puede ser realizado a través de la humanidad, aunque la Jerarquía trabaja bajo la ley espiritual y nunca ejerce presión o coherción sobre los seres humanos. La libertad individual, particularmente la
libertad mental, nunca es infringida.
El Plan se cumple guiado por el poder impulsor de la evolución misma. La Gran Invocación fue ditundida con el propósito de acelerar el desarrollo evolutivo humano. El proceso se
realizó en tres etapas, y cubrió un periodo de nueve años, los cuales incluyeron el evento físico de la segunda fase de la Guerra Mundial. Como fruto de la colaboración entre Alice
Bailey y un Maestro Tibetano de la Sabiduría, "siete antiquís imas palabras -símbolo" fueron traducidas al Inglés en frases "comprensibles y adecuadas".
Se nos enseña que estas siete formas simbólicas constituyen la nueva y completa afirmación del Cristo, un enunciado para los próximos 2000 años. Por ello se cita a La Gran
Invocación como "el propio mantram de Cristo".

 

 

LA GRAN INVOCACIÓN
Es un instrumento de poder para ayudar a que tenga plena expresión el Plan de Dios en la Tierra. Emplearla es un acto de servicio a la Humanidad y al Cristo.

LA GRAN INVOCACIÓN
 

 
 
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